Carrakripan

Kripan, un pueblo de gran altitud en Rioja Alavesa, transformó mi misión y me abrió los ojos a la urgente necesidad de cambiar nuestra relación con la tierra. Históricamente ignorado, su altitud generaba dudas sobre la posibilidad de maduración de la uva. Sin embargo, lo que antes se consideraba un desafío, hoy lo veo como el futuro, pues las altitudes más elevadas ofrecen vinos con mayor frescura y equilibrio. 

Los viñedos de Carrakripan se encuentran a lo largo de un camino serpenteante que asciende por un barranco. Escondidos entre el bosque, senderos ocultos revelan terrazas clandestinas—viñedos en armonía con la naturaleza. Cultivadas biodinámicamente y trabajadas con caballo de labor, estas viñas antiguas reflejan mi compromiso con la regeneración de la tierra y el respeto por quienes la cuidan. 

Carrakripan es más que un vino; es una misión para inspirar una agricultura consciente y respetuosa. La montaña que bordea estas tierras agrícolas exige atención, invitando a todos los que trabajan aquí a honrar su equilibrio y belleza. 

Este microclima único da lugar a una mezcla de viñas muy viejas, con un alto porcentaje de uvas blancas, creando un vino que encarna la frescura vibrante de esta zona poco apreciada. 

El nombre Carrakripan significa «el camino a Kripan», simbolizando tanto un viaje físico como mi destino personal. Este vino es una celebración de la renovación, la reflexión y una llamada a cultivar un futuro sostenible y armonioso.